
07 Feb Cómo decidir si asistir a clase
Con esta entrada espero rematar este tema que no inquieta demasiado a los actuales estudiantes universitarios, pero que a mí parece que me quita el sueño… Lo prometo, es la última vez 😉
Quizás influye en mi ánimo que soy profesora y que me resulta aún chocante que asistan a clase un 15% de los matriculados. En mi hospital, eso supone unos 8-10 estudiantes del total.
En una ocasión me encontré con 16 personas en el aula y me asusté. “¿¿Qué ha pasado??”, les pregunté. Quizás soñaba con que respondieran que mi talento docente había atraído a las masas… “El profesor de la clase anterior ha pedido los nombres completos de quienes estaban en clase y hemos avisado por whattsapp a los compañeros”, fue la respuesta. En fin. Se quedaron a la clase, pero el siguiente día volvieron a ser 8 en el aula…
La clave de esta situación reside en dos factores:
- La abundancia de la información y de los recursos. Con los apuntes de las comisiones de apuntes, también llamados “tochos” en la UAM, y los manuales MIR, la provisión de material de estudio está resuelta.
- El pragmatismo de los estudiantes. Si el profesor es mal orador, pierde alumnos. Tan sencillo como eso. Andrés de yourmedlife lo expresaba muy claramente en su entrada sobre las clases magistrales en Medicina.
OTRAS ÉPOCAS Y OTROS LUGARES
Cuando yo empecé la carrera (1989) no había internet disponible para particulares, y los libros de referencia eran enciclopédicos (Testut y Ruviere en Anatomía, Lehninger en Bioquímica, Farreras y Harrison para las clínicas…). Tampoco existían portátiles. Las academias MIR aún eran pequeñas y no vendían sus manuales en las librerías. Por tanto, asistir a clase era la única forma de tener unos resúmenes decentes. Nuestro material de estudio eran notas a mano completadas después de las clases, también a mano.
Aún hoy en día existen facultades de Medicina (y supongo que de otras titulaciones sanitarias) con asistencia obligatoria, como algunas de países latinoamericanos. Así me lo han contado mis residentes del otro lado del Atlántico. Allá los horarios son, además, muy extensos. En R. Dominicana asistían a prácticas en el hospital durante toda la mañana, y recibían las clases por la tarde. En Ecuador, después de comenzar las clases a las 7 de la mañana, muchas de las clases tenían lugar por la noche (que era cuando los profesores terminaban su trabajo y acudían a la universidad).
ELEGIR BIEN
Volviendo a España y el siglo XXI, y al menos mi Facultad (la Autónoma de Madrid), la realidad es que la asistencia es voluntaria. Las guías docentes de la UAM “exigen” un porcentaje reducido de asistencia (60% en las básicas y 30% en las clínicas), pero casi ningún profesor pasa lista, por lo que hay decenas de estudiantes que nunca asisten a las clases teóricas.
Aún así, algunos de estos estudiantes se las apañan bastante bien para aprobar las asignaturas, e incluso para sacar las máximas notas de su grupo. Otros tienen más problemas para aprobar, e incluso suspenden.
Cualquier estudiante, vaya o no vaya a clase, tiene que seguir un proceso cognitiv básico para aprender los conocimientos esenciales de una asignatura y aprobar el examen. Su mente pasa por unos pasos ineludibles:
El contacto inicial es una parte muy importante, pues si lo realizas a través de un buen profesor o unos apuntes bien estructurados, te facilitará el estudio posterior.
El trabajo de estudio personal de lectura del material, reflexión sobre el mismo y comparación con otros materiales, es la clave que determina tu grado de comprensión de un tema, y tu facilidad para recordarlo en el futuro, tanto en el examen como en las prácticas.
ENTIENDE TUS RAZONES
Aceptando el hecho de que con un manual MIR y un tocho bien organizado me basta para preparar un examen correctamente, pasamos al punto siguiente: ¿por qué faltas a las clases?
Ya sé que parezco cansina, pero esto es importante.
- ¿Porque te cuesta mucho madrugar y llegar a las 8 de la mañana a la primera clase del día?
- ¿Porque has comprobado que te cuesta asimilar conceptos presentados verbalmente, aunque haya soporte de diapositivas?
- ¿Solo faltas a las clases que te parecen de mala calidad?
- ¿Cambias las clases por quedarte en distintos Servicios del hospital o del Centro de Salud, viendo pacientes?
Esto es importante porque debes asegurarte de que no acudir a clase se adapta a tus capacidades cognitivas. Es decir, si las clases suelen resultarte útiles, pero has dejado de ir por pereza, estás corriendo peligro. Una hora de clase perdida puede suponer en tu caso un par de horas de lectura por tu cuenta para llegar al mismo grado de familiaridad con un tema nuevo (ya hablamos de esto en esta entrada, en la que traté de darte razones para ir a clase).
Si te son útiles las clases de buena calidad, dejaste de ir a clases una temporada porque eran de mala calidad, pero en el siguiente cuatrimestre las clases son buenas y continúas sin ir por pereza, lamento decirte que sufres un problema de fuerza de voluntad.
En esta entrada te explico que la fuerza de voluntad es limitada, y todos los días nos levantamos con reservas del 100%. Por desgracia, a lo largo del día esas reservas se van consumiento a través de todo tipo de decisiones que debemos tomar, por inocentes que sean. ¿Qué ropa me pongo? ¿Me llevo el portátil a la Facultad? ¿Voy a mi rotación clínica hoy o recupero otro día? ¿Me quedo a estudiar en casa o me marcho a la biblioteca del hospital?
Si acudir a clase depende de tu fuerza de voluntad, será más difícil que lo consigas. Si eres capaz de convertirlo en un hábito, invertirás menos energías y podrás emplearlas en atender en la clase y empezar a asimilar conceptos, con lo que te será más fácil el estudio posterior.
Es decir, haz lo que tú quieras, pero toma tu decisión por razones estratégicas y no por pereza.
Si finalmente acudes a clase, podrás elegir entre tomar apuntes, o atender a la charla, o ir haciendo anotaciones en el tocho previamente impreso. Pero eso ya es tema para otro post… (si quieres leer más sobre cómo tomar apuntes, puedes averiguar lo que la ciencia dice de tomar apuntes en portátil, y técnicas manuales que convierten tus apuntes en un archivo de preguntas de repaso con vistas al examen).
¿Y TÚ QUÉ PIENSAS? ¿TO ATTEND OR NOT TO ATTEND LECTURES? HÉ AQUÍ LA CUESTIÓN. CUÉNTANOS TU OPINIÓN EN LOS COMENTARIOS DE ABAJO 🙂
Miguel
Publicado a las 13:39h, 07 febreroGracias por la entrada Almudena!
Este año ha sido el primero en el que no he asistido a ninguna clase salvo seminarios obligatorios. En 4º fui a muy pocas y gracias a la recomendación de varios compañeros de 6º este año corté por completo con la asistencia.
Para mí la experiencia ha sido muy positiva, y me ha ido muy bien este cuatri. He estudiado de los manuales de CTO para casi todas las asignaturas, y pocas eran las preguntas que no se podían responder con estos. Para la “toma de contacto”, hacía o una lectura esquemática o usaba las vídeo clases de CTO, que han sido muy útiles.
Las razones por las que no voy a clase y uso este enfoque son las siguientes:
– Me distraigo con mucha facilidad, y requiere mucho esfuerzo para mí seguir el ritmo de otra persona explicando un tema que desconozco durante 1 hora entera. Prefiero una lectura por mi cuenta o vídeo clases, que están divididas en fragmentos máximos (cada uno de un tema) de 10-15 minutos.
– La calidad de las clases en un 80-90% de los casos es o mala o mediocre. No es un uso rentable de mi tiempo cuando puedo abordar el material por mi cuenta y detenerme donde yo quiera/tenga más dudas para dedicarle más o menos tiempo.
– He visto que no asistiendo a clases soy capaz de tener un rendimiento muy bueno en exámenes, no sólo aprobando sino sacando buenas notas (de notable para arriba). No merece la pena la inversión de tiempo y energía para conseguir responder 5 preguntas más en el exámen.
– Los cambios constantes de clases y los trabajos/entregables que hay que realizar hacen que no sea factible o por lo menos fácilmente abordable un estudio “al día”. Si fuese una sola materia/asignatura que coincidiese con la rotación de ese momento asistiría, me estudiaría luego el temario y lo intentaría aplicar en la rotación. Tal y como están las cosas ahora, debo realizar entregables de rotaciones pasadas, intentar aprovechar la rotación actual (cuando muchas veces ni tengo la teoría dada en ese cuatrimestre), preparar presentaciones de casos clínicos, entrega de seminarios de distintas asignaturas… No está diseñado el planning docente como para poder aprovechar y repasar las clases de cada una de las asignaturas actualmente.
El único aspecto negativo que he notado es que salgo con deficiencias en la fisiopatología de algunas enfermedades, ya que no se le suele dar mucha importancia en los manuales y vídeo clases. Para este cuatrimestre intentaré compensar mediante otros recursos, como las vídeo clases americanas de fisiopatología tan buenas de Goljan u otros profesores.
Gracias por la entrada!
María Ángeles
Publicado a las 14:31h, 07 febreroHola!
La verdad es que yo soy de esas a las que les gusta ir a clase. Intento ir porque, sobre todo si el profesor es bueno, es verdad que posteriormente se facilita mucho el estudio posterior. A principio de cuatrimestre suelo asistir prácticamente al 100% de las clases salvo que haya una causa de fuerza mayor, pero es cierto que muchas veces, según avanza el cuatrimestre empiezo a faltar a clase. Pensándolo creo que falto fundamentalmente por estas razones:
– Cuando avanza el cuatrimestre conoces que profesores son buenos y cuáles son malos, y las clases de los profesores “malos” se quedan sin alumnos.
– Muchas veces los profesores faltan a clase (al menos en mi hospital) sin avisar previamente del cambio, y a final de cuatrimestre cuando tienes poco tiempo esto acaba “quemándote” un poco, ya que luego hay que recuperar la clase en otro hueco y al final pierdes bastante tiempo esperando profesores.
– Las clases acaban “tarde” en comparación con la fecha de los exámenes (aunque esto no es una crítica, realmente no se puede hacer de otra forma) y si por ejemplo tienes una semana que no hay rotación a final de cuatrimestre prefiero quedarme en casa para estudiar en vez de ir al hospital.
Un beso y gracias por la entrada.
Miguel
Publicado a las 18:50h, 08 febreroMe alegra saber que hay gente que sí las aprovecha. Almudena, has tenido al suerte de contar con las dos visiones :D!
Almudena Trinidad
Publicado a las 20:32h, 08 febreroY tanto que he tenido suerte! Así da gusto escribir.
Iratxe
Publicado a las 18:09h, 08 febrero¡Hola! 😉
Qué buena entrada 😀
Pues sí, en mi clase ocurre lo que cuentas; en los años anteriores no iba casi nadie a clase, sobre todo cuando eran por las tardes o muy pronto por la mañana. Ahora en 4º vamos más, pero solo al principio del curso; cuando va habiendo que estudiar más la gente falta muchísimo.
Yo voy prácticamente siempre porque me gusta mucho y porque cojo buenos apuntes, pero es cierto que varias veces me he planteado si no me cundiría más quedarme en casa estudiando. Supongo que por eso la gente no viene a clase en general.
Pero leer tu entrada me anima a seguir yendo jaja
Además este cuatri me noto más concentrada y creo que estoy aprovechando más las clases, así que estoy contenta 🙂
¡Un saludo! 😀
Johnny
Publicado a las 02:05h, 09 febreroA mi también me cuesta seguir el hilo de una clase sin perder la atención en ella. Y claro que hay diferencias entre las clases magistrales de las de antes y las de ahora, pero creo que detrás de los apuntes, el carácter obligatorio de la asistencia y la disponibilidad de la información, hay algo que también tiene un gran peso en esta cuestión. Y es el POWER POINT. Yo he tenido la ventaja de asistir a clases sin powerpoint y puedo asegurar que centras más tu atención en la clase que cuando tienes un proyector delante iluminando en la pared todas o casi todas las palabras que el profesor va a decirte a continuación.
No quiero meter mucha caña con esto, pero el powerpoint no creo que aporte una ayuda extra al estudiante, más bien justo ayuda al docente como chuletilla y contribuye a fomentar la distracción de los oyentes. Atención, no quiero decir que el profesor que usa ppt no se sabe el tema, pero es la sensación que te da: A mayor cantidad de texto que tenga una diapositiva, mayor es la sensación de inseguridad que te genera un profesor sobre el manejo de ese tema (La acabo de patentar ahora ‘La ecuación de la cantidad de texto de una diapositiva sobre la calidad de la misma). Y eso es lo que en parte creo que ha contribuido a ese 80-90% de clases mediocres que mencionó Miguel.
Pero bueno, no se, son las 3 de la mañana, son divagaciones mias y puede que me este equivocando y el PowerPoint puede que sea el invento mas genial de la historia de la tecnología. Aunque bueno, sacando el tema de la tecnología, sí que es cierto que Jobs (el de los ordenadores caros) se declaro en su día enemigo acérrimo del PowerPoint.
Ahí lo dejo 😉
Almudena Trinidad
Publicado a las 18:08h, 09 febreroBueno… es que usar un Power Point para escribir parrafadas es una pérdida de oportunidad. No tiene sentido leer lo que está escrito. Como fuente de imágenes y vídeos para mostrar en una charla es necesario.
Te doy la razón en lo de usar el Power Point como chuleta… yo lo he hecho, solo que trato de reducir el texto y poner imágenes aclaratorias, pero el temor a una hora de charla sin soporte visual… uf.
Quizás será mi desafío para el próximo curso en ORL. Y quizás debería probar ahora en la Optativa, ¿qué me dices? 😉
Johnny
Publicado a las 20:34h, 09 febreroClaro! el texto en el power-point en su justa medida, un esquema general de la clase, conceptos claves resumidos en muy pocas palabras, imágenes, animaciones y videos. Y si es necesaria una chuleta, nunca está de más tener un papel que sólo puedas leer tu y nadie más, para no lanzar spoilers a la gente de tu clase.
Yo probaría además a hacer con el Prezi una combinación entre unas diapositivas y un Mind Map, rompiendo con el carácter estático, aburrido y monótono de un power-point. Quizás te sonará ya por algunas academias MIR que lo están utilizando en sus presentaciones, si no, aquí te dejo un ejemplo:
https://prezi.com/p8puoih7fyru/caso-clinico-esclerosis-multiple/
Lo único malo, es que hacer uno de estos tiene la pinta de ser algo muy laborioso , pero mola! 😀
Almudena Trinidad
Publicado a las 18:28h, 12 febreroHe visto presentaciones de Prezi en congresos y en sesiones de residentes. Esta que sale en el enlace está especialmente bien hecha porque deja clara la estructura de la charla desde el principio y no marea demasiado 🙂
Aria
Publicado a las 15:12h, 01 agostoPues en Cuba la asistencia es obligatoria, si se tiene un 20% de faltas pierdes el derecho al examen final y debes ir a septiembre (como me dice una compañera española) Las clases son muy estrictas pero la mayoría de los profesores hacen su esfuerzo por impartir clases de calidad, donde aprender para el examen no es prioridad, sino aprender para la vida. Las prácticas y la docencia teórica se intercalan. Pasamos más de la mitad del día al lado de nuestros pacientes, la mayoría de las veces, un paciente por cada estudiante, aprendemos de él, a partir de su caso nos adentramos en lo que debemos aprender, y solo lo logramos asistiendo cada día. Yo la verdad, hay veces que no voy, sobre todo cuando es el día después de una guardia. Los estudiantes hacemos el mismo trabajo de los internos y es cansado. Pero en fin, que me enrredo mucho, a pesar de que es un poco cansado asistir cada día, es muy productivo, se aprende más, entras en el medio, conoces cosas que mediante los libros quedarían muy superficiales y te motiva a seguir adelante (también sobra decir que si faltas casi que repites el curso)
Almudena Trinidad
Publicado a las 13:28h, 19 eneroEn Europa cada año que pasa se obliga más a los estudiantes a asistir a clase. La diferencia con Cuba (y otros países latinoamericanos) es que en las facultades de Medicina de España hay muy pocas prácticas, poca ocasión de contacto directo con los pacientes. Por tanto la jornada lectiva es más cómoda para nuestros estudiantes, pero más aburrida y superficial. Yo comprendo que es difícil concentrarse en las charlas que dan los profesores, sobre todo si no están bendecidos con una gran oratoria. Pero faltar a clases por sistema hace que perdamos hábito de pasar por la facultad o por el hospital, lo que lleva a perder oportunidades de relación con pacientes y compañeros. En fin, es un tema controvertido.
Muchas gracias por compartir tu experiencia, Aria. ¡Un abrazo!
Mateo
Publicado a las 04:35h, 15 septiembre¡Hola! Yo siempre he ido a clase, y hasta ahora me había servido, pero ahora en tercero he cortado radicalmente la asistencia, y estoy bastante contento. En mi universidad, las clases duran toda la mañana (6h y media) y empiezan a las ocho. Como el hospital está en la periferia, hay que coger un autobús a las siete, por lo que hay que levantarse a las seis, y llego a casa a las cuatro de la tarde. Para ese momento, yo ya no estoy en condiciones de estudiar, y me he dado cuenta de que, por mucho que vaya a clase, si no estudio no voy a sacar buenas notas, que es en parte el objetivo.
Por otro lado, es muy desmotivante ver cómo tú le pones todas tus ganas a hacer este esfuerzo para ir a clase, y el interés de la mayoría de profesores por su trabajo este cuatrimestre es muy escaso, leyendo presentaciones de PowerPoint muy antiguas que luego ni siquiera ponen a disposición del alumnado, y divagando en clases poco preparadas donde, al final, terminan perdiendo el tiempo y te dicen que “lo que no ha dado tiempo a ver lo miremos por nuestra en apuntes de otros años”.
Yo siempre he usado libros para estudiar, no me gustan los apuntes (aunque los tomo muy rápido y por eso ir a clase me valía la pena), pero nunca me había planteado dejar de ir a las clases. A ver cómo me sale, pero estoy estudiando el triple que antes y, al final, no es nada diferente de lo que he estado haciendo durante toda la carrera. Todo lo que necesito está en los libros, y este año, hasta que dejé de ir, mis apuntes eran un “popurrí” de datos incoherentes e inconexos. ¡Veremos qué tal!
Almudena Trinidad
Publicado a las 17:03h, 15 septiembre¡Hola, Mateo!
Creo que has hecho bien apostando por no ir a clase, siempre que tengas claro que puedes comprender todo el contenido fácilmente a partir de libros. Algunos estudiantes dejan de ir a clase por no madrugar, o porque algunos profesores les parecen malos, y al final se dan cuenta de que tardan más tiempo de la cuenta en comprender el contenido de los temas.
Como profesora me preocupa el riesgo de dar clases poco claras. En el encuentro en clase, el profesor corre el riesgo de haber invertido un tiempo importante en preparar la clase, y encontrarse con una baja asistencia; o darse cuenta de que pese a sus esfuerzos la explicación ha sido confusa. Ambas cosas me han ocurrido personalmente. El sesgo del experto siempre está ahí latente, y nos puede hacer dar saltos conceptuales y dejar conceptos sin explicar lo suficientemente bien. Por el lado del alumno, el riesgo está en hacer el esfuerzo de estar presente en el aula y encontrarse con una presentación y unas explicaciones, como tú dices, confusas.
Ahora mismo me encuentro revisando unas diapositivas para una clase sobre otitis media que tengo que dar mañana. Son demasiadas diapositivas y tienen demasiado texto y pocas imágenes para mi gusto. Pero me encuentro en la disyuntiva de invertir tiempo en cambiar la presentación (después de la jornada asistencial de 8 a 3), lo que me va a llevar al menos 2 horas; o quedarme con las diapositivas tal y como están y tratar de explicarlas con coherencia y siguiendo un esquema lo más claro posible. Sé que ninguna de las opciones me dará ni me quitará nada, aparte de mayor o menor satisfacción personal o fatiga mental y física (en caso de que trabaje hasta la noche). Ante esto, demasiadas veces elegimos el camino más fácil si además se nos ponen otras piedras en el camino (hijos, padres mayores, consulta privada)…
Espero que tu elección dé buenos frutos en los exámenes finales. Gracias por escribir y un saludo!