8 consejos para que un estudiante pueda madrugar sin perder la salud

Desde que llegó el nuevo año he leído varias entradas de mis blogueros favoritos donde se toca el tema de madrugar para aumentar la productividad. Otra vez.

Si leísteis la entrada sobre cronotipos en este blog, ya sabéis que levantarse a las 5 ó a las 6 de la mañana y estar fresco como una rosa no es cuestión de disciplina, sino de genes. Un momento, corrijo: levantarse a las 6 de la mañana sí es cuestión de disciplina. Cualquiera lo puede hacer si lo desea. Ahora bien, estar fresco y en las mejores condiciones en esas horas depende de los genes encargados del reloj biológico, no de nuestro esfuerzo.

Cansancio ojos

Nuestros genes determinan el cóctel de hormonas que predomina en cada momento, la expresión de distintas proteínas y la temperatura corporal. Se ha comprobado que la temperatura del cuerpo y del cerebro es mínima justo en la parte media de nuestro periodo natural de sueño. Se ha comprobado que tanto la disminución como el aumento de temperatura cerebral inducen el sueño y por tanto un empeoramiento de las funciones cognitivas. Es lo que ocurre en personas que sufren congelación, y cuando tenemos fiebre. La temperatura óptima de funcionamiento de nuestro cerebro está alrededor de 37 ºC, y en mitad del periodo natural de sueño se encuentra 1 grado por debajo.

Si tu horario natural de sueño transcurre entre la 1 a.m. y las 9 a.m., por ejemplo, tu temperatura cerebral será mínima hacia las 5 a.m. Despertarte a las 6.30 a.m. supondrá comenzar el día en un momento en que tu temperatura cerebral aún no es la óptima (ni tampoco otras variables corporales, como la cantidad de cortisol en sangre y de otras hormonas…).

¿CUÁL ES TU HORARIO NATURAL DE SUEÑO?

Todos sabemos cuándo empezamos a tener ganas de dormir por la noche, y cuándo nos despertamos de forma natural por las mañanas: es lo que ocurre cuando estamos de vacaciones, sin la presión de horarios sociales (trabajo, facultad…).

En mi caso, cuando acabé la carrera y pasé 8 meses estudiando para el MIR, descubrí cuál era mi horario ideal de sueño. Al principio me empeñé en estudiar desde las 8 de la mañana. Como la cafeína me sentaba mal, no podía tomar café. Tardaba en coger un buen ritmo de estudio durante la mañana. Después de la comida (comía a las 3 p.m.), el sopor me invadía y no conseguía volver a estudiar cómodamente hasta pasadas las 5 de la tarde. Por la noche me acostaba a las 11.30 p.m. pero me costaba dormirme y lo atribuía a los nervios por el MIR.

Una noche, inquieta por mi mal rendimiento, decidí quedarme viendo la TV con mi familia hasta que me entrara el sueño. Lo que ocurrió hacia las 2 a.m. A la mañana siguiente me desperté sin necesidad de alarma a las 10 a.m. Fue el día que mejor estudié desde que había empezado a preparar el MIR. El estudio comenzó a rendir inmediatamente después de desayunar, no hubo sopor tras la comida, tras la cena estudié un par de productivas horas, y el sueño llegó enseguida…cuando me acosté a las 2 a.m. Los siguientes meses hasta el día del examen MIR transcurrieron así, y finalmente aprobé el examen. Por suerte, el examen MIR lleva muchos años celebrándose entre las 4 y las 9 p.m., un horario que se adapta a todos los cronotipos, tanto los tempranos como los tardíos.

¿POR QUÉ LOS ADOLESCENTES SON CRONOTIPOS TARDÍOS?

Nuestro reloj interno varía de un individuo a otro, pero también se observa que hay ciertas variaciones constantes a lo largo de la vida. Así, los bebés inicialmente tienen ciclos de vigilia muy cortos (que aprovechan para comer) y duermen muchas horas a lo largo del día y la noche (durante las cuales sigue madurando su cerebro), hasta que gradualmente se sincronizan con el día solar. Los niños pequeños suelen ser cronotipos tempranos, para desesperación de sus padres, también los fines de semana. Al llegar a la adolescencia, sin embargo, los horarios de sueño se retrasan de manera fisiológica. En la edad adulta vuelven a adelantarse las horas de sueño y permanecen así muchos años.

Este retraso natural del horario del sueño no es patrimonio de las sociedades urbanas, llenas de fuentes de luz y diversión nocturnas. También ocurre en sociedades rurales y primitivas (1). Aunque ambos sexos tienen retraso de su cronotipo, los varones suelen tener 1 hora más de retraso que las mujeres. Finalmente el cronotipo vuelve a adelantarse hacia los 19 años en mujeres y los 21 años en varones, lo que en cierto modo supone un marcador biológico del fin de la adolescencia (2).

Los investigadores tienen varias hipótesis acerca de las ventajas evolutivas de estas variaciones de los cronotipos. Una de ellas, citada por Roenneberg en su libro, dice que una fuente importante de alimento para los humanos eran las proteínas animales que resultaban de la caza de grandes animales de horarios nocturnos. Conseguir cazar estos animales suponía tener la fuerza y la resistencia suficientes para (a) poder desplazarse largas distancias hacia las zonas donde habitaban los animales (b) ser capaces de acechar en silencio y alerta hasta que el animal estaba al alcance de los cazadores y (c) poder desplegar la máxima fuerza, rapidez y destreza para acorralar, matar al animal y trasladarlo al poblado con los demás habitantes. Esto era patrimonio de los jóvenes.

Estos jóvenes cazadores probablemente disfrutaban de gran prestigio en su grupo, de forma similar a la gran admiración que despiertan los atletas profesionales en nuestros días. Desde la adolescencia hasta el máximo rendimiento a los 25 años, los atletas olímpicos y deportistas de prestigio despliegan sus habilidades físicas y nos causan una gran admiración: Ian Thorpe, Messi, Ronaldo, Rafa Nadal…

SI ERES ESTUDIANTE UNIVERSITARIO, ESTÁS EN LA ÉPOCA DE TU VIDA DE CRONOTIPO MÁS TARDÍO…

…y qué explicación le dan tus padres y tus profesores a tus horarios de sueño? Que los jóvenes son unos vagos… que como se meten en las discotecas se acuestan tarde y por eso no son capaces de madrugar…

También puede ocurrir que tú seas un joven “raro” o “rara” en ese sentido porque te cuesta mucho estar despierto cuando sales por la noche con tus amigos. En realidad, los cronotipos siguen una campana de Gauss, de forma que hay ligeramente más búhos que alondras en la población, pero también existen los extremos. De manera que los jóvenes pueden ser víctimas de prejuicios por los dos lados. Pueden ser tachados de “vagos” si les cuesta levantarse temprano, o de “aburridos” si tienen dificultades para seguir la diversión con sus amigos por la noche.

Se ha comprobado, además, que existen periodos a lo largo del día en los que dormirse es muy difícil, y son justamente las horas que preceden al momento en que aparece la presión natural del sueño. Por tanto, algunos investigadores sostienen la “disco hypothesis“: las discotecas y otros locales nocturnos no son los causantes del retraso del sueño de nuestros jóvenes. Más bien ocurre que los jóvenes urbanos son incapaces de conciliar el sueño a las mismas horas que la población adulta, y el mejor lugar donde pueden socializar y entretenerse sin molestar al resto  son precisamente los locales cerrados.

MUY BIEN, PERO MIS CLASES Y MIS PRÁCTICAS COMIENZAN TEMPRANO POR LA MAÑANA. ¿CÓMO HAGO PARA ESTAR BIEN DESPIERTO A ESAS HORAS?

Aquí llega el meollo del asunto: no somos cazadores ni jóvenes atletas. Hemos elegido estudiar para una profesión sanitaria y tenemos que adaptarnos a los horarios marcados por la universidad, que generalmente son tempranos. En España, las clases empiezan a las 8 a.m. En otros lugares como Ecuador, según algunos (para mí) escalofriantes testimonios, comienzan a las 7 a.m. Aunque te saltes las primeras clases, las prácticas en el hospital comienzan como muy tarde a las 10 a.m.

¿Cómo hacer para adelantar tu horario natural de sueño y estar más alerta a esas horas si eres un cronotipo más tardío?

Esto lo que yo he hecho para adelantar mi reloj interno 3 horas y así poder conducir sin dormirme a las 7.30 y llegar a mi puesto de trabajo a las 8 a.m. con una capacidad de trabajo suficiente para operar en quirófano y pasar consulta.

1. Exponte a más luz solar durante el día: el reloj interno humano es variable, pero está sujeto a un “reseteado” constante con la luz solar. La intensidad de la luz en el interior de las casas y las aulas es muy inferior a la luz solar (200 lux frente a 10.000 lux en días nublados y hasta 150.000 en días soleados).

Te habrás dado cuenta de que cuando pasas el día en el campo o en la nieve te entra sueño antes. Puedes achacarlo al esfuerzo físico realizado, y en parte es verdad. Pero también se debe a la exposición a luz mucho más intensa de lo habitual.

Por cada hora extra que pases en el exterior, tu horario de sueño se adelantará media hora. Puedes conseguir esto practicando ejercicio en el exterior; usando el autobús o la bicicleta para trasladarte, en vez del metro; desayunando en la terraza en vez de la cocina; comiendo fuera del bar de la facultad en vez de en el interior…

2. Evita exponerte a fuentes intensas de luz antes de acostarte: los aparatos electrónicos como ordenadores, tabletas y móviles emiten una luz más débil que la solar, pero que tiene unos componentes frecuenciales (luz azul) que pueden retrasar el inicio de la secreción de melatonina, que es la hormona que induce el  sueño y baja nuestra temperatura corporal.

En algunos estudios se ha comprobado que si en un hogar se usan filtros de luz azul en las pantallas electrónicas y luces ambientales rojizas, el sueño de los habitantes se adelanta de forma natural y se sincroniza más fácilmente con el horario solar.

Así que el truco está en dejar de usar el smartphone y la TV a partir de las 10 p.m. si quieres dormirte antes. Es un duro sacrificio, pero es lo que la ciencia recomienda. En su lugar, lee, escribe a mano o escucha música con luz ambiental suave.

3. Haz ejercicio físico, pero evita las últimas horas de la tarde: el ejercicio puede producir una activación fisiológica (con mayor secreción de cortisol y catecolaminas) que dificulte la llegada natural del sueño a la hora necesaria.

Si no eres muy deportista, haz ejercicio de todas maneras: camina hacia tu biblioteca favorita, o date un paseo por la calle mientras escuchas una clase grabada, o vete a algún parque cercano a repasar con tus apuntes o tus fichas de estudio. Pero múevete: el ejercicio estimula la producción de nuevas neuronas en el hipocampo, tu centro cerebral de la memoria (3).

4. Si al levantarte sigues teniendo dificultades para estar fresco, haz ejercicio físico antes de ir a tus clases: no estoy sugiriendo que te transformes en un marine y corras 1 hora por las mañanas antes de ir a la facultad. Basta con levantarte 10 minutos antes y salir inmediatamente a la calle a caminar o trotar durante esos 10 minutos. Para que sea más fácil, pon la ropa y el calzado al lado de la cama la noche antes. Cuando sales a la calle, te expones a la luz de la mañana, a un cambio de temperatura y a una actividad física más dinámica que merodear por casa con los ojos entrecerrados. Yo lo he probado y te aseguro que el despertar se acelera.

5. Evita las siestas demasiado largas: existe un impulso natural de sueño después de la comida o almuerzo, pero si duermes más de media hora corres el riesgo de entrar en fases profundas de sueño y despertarte demasiado somnoliento, lo que hace que tardes más en poder sentarte a estudiar, y retrasará tu impulso de sueño por la noche. Es mejor dormitar 20 minutos como máximo. Si quieres despertarte más fácilmente después de esos 20 minutos, bebe un café o un té antes de cerrar los ojos. La cafeína empezará a circular por tu cuerpo 45 minutos después de haber sido absorbida, justo cuando tengas que despertarte (4).

6. Usa las bebidas de cafeína con inteligencia. Lo ideal sería no necesitar estimulantes naturales, pero la perfección no existe…

Si te sienta bien el café, enhorabuena. Puedes usar 1 taza de café para ayudar a tu cerebro a activarse más rápidamente después del paseo matutino. Después, a lo largo de la mañana, tu reloj interno te llevará a tu estado natural de alerta sin necesidad de más cafeína.

Si te sienta mal el café puede que pertenezcas a ese 1% de la población que tolera mal la cafeína. En ese caso, puedes usar bebidas con menos cafeína como el té (una taza de café contiene más de 50 mg, una de té negro unos 10-20 mg) y tomarlo con alimento en el estómago.

Si el té negro te sigue resultando molesto para el estómago, toma té rojo, que contiene mucha menos cafeína pero otros estimulantes naturales como la teanina, teofilina y teobromina. El chocolate también contiene teobromina y puede servir de estimulante suave.

Las menores cantidades de excitantes contenidas en los tés, y su absorción más gradual, te pueden ayudar a mantenerte más alerta, pero de manera más suave y saludable, si bebes té a lo largo de la mañana.

 7. Evita tomar cafeína 6 horas antes de irte a la cama. La cafeína tarda en absorberse unos 45 minutos y la vida media oscila, según los individuos, entre 4 y 9 horas. Por tanto, si quieres acostarte a las 11 p.m., tu última bebida con cafeína deberías tomarla antes de las 5 ó 6 de la tarde. Haz pruebas y define tu hora ideal.

8. Cena temprano o haz una cena ligera. Aunque la digestión puede inducir el sueño, acostarse con el estómago demasiado lleno puede dificultar la llegada del sueño, sobre todo si estás acostumbrado a digestiones largas antes de dormir. Intenta comer 2 horas antes de la hora a la que quieras acostarte y haz una cena ligera.

Y SOBRE TODO, TÓMATELO CON CALMA.

Lo bueno es enemigo de lo perfecto. Prueba estos consejos con tranquilidad, observa cuáles te van bien y cuáles no. Quédate con los trucos que te van bien a ti y adopta las nuevas rutinas gradualmente. Si fallas los primeros días, no te preocupes. Se tarda al menos 3 semanas en implantar nuevos hábitos. Be water, my friend.

CUÉNTANOS TUS HORARIOS Y TUS MÉTODOS EN LOS COMENTARIOS DE ABAJO

REFERENCIAS

1. Roenneberg T. Internal Time. p. 102

2. Roenneberg T y cols. A marker for the end of adolescence. Current Biology 2004;14(24):R1038-R1039

3. Seo TB, Kim TW, Shin MS, Ji ES, Cho HS, Lee JM, Kim TW, Kim CJ. Aerobic exercise alleviates ischemia-induced memory impairment by enhancing cell proliferation and suppressing neuronal apoptosis in hippocampus. Int Neurourol J. 2014;18(4):187-197.

4. http://es.wikipedia.org/wiki/Cafe%C3%ADna

Almudena Trinidad
almudena@dominalamedicina.com

Soy médico otorrinolaringóloga en un hospital de Madrid y Profesora Asociada de Medicina en la UAM. Ayudo a estudiantes de Medicina a desarrollar técnicas de estudio más eficaces para lograr mejores notas, recordar durante más tiempo y sentirse más seguros y felices con sus estudios.

15 Comentarios
  • Sophie
    Publicado a las 14:55h, 03 febrero Responder

    Me ha encantado este artículo 🙂 me he sentido totalmente reflejada porque durante mucho tiempo fui búho, estudiando mucho mejor por la tarde-noche, mucho más concentrada, costándome la misma vida “arrancar” por las mañanas. La primera hora de clase lo pasaba fatal e incluso me he dormido en la cara del profesor, glups.
    En mi caso lo que funcionó para reajustar mi horario de sueño fue el ejercicio físico y regular el consumo de café. Soy cafetera al máximo,me encanta el cafelito de por la tarde pero ya tengo asumido que a partir de las 4 ni una gotita de cafeína.
    Cuando empecé con las primeras guardias de puerta de R1 me quería tirar de los pelos…llegaba a mi piso tras una guardia demoledora, me ponía el pijama y no había manera de dormir aunque la habitación estuviera totalmente a oscuras o si dormía, era un ratito y después por la noche estaba hiperactiva. Me costó trabajo encontrarle el truco: aguantar sin ir a la cama ni al sofá hasta después de almorzar y dormir sólo 30 minutos.

    • Almudena Trinidad
      Publicado a las 11:05h, 07 febrero Responder

      Muchas gracias, Sophie. Yo he sido búho toda la vida y todavía recuerdo las siestas involuntarias que me pegaba en las clases de anatomía de las 8 de la mañana.
      Hasta hace 2 años no pude ajustar bien del todo el descanso en época de trabajo. Lo he conseguido tomando té por las mañanas y después de comer (mi estómago no aguanta el café), para evitar las siestas largas. El ejercicio físico regular también me ayudó a ganar más vitalidad para madrugar de lunes a viernes.

      Un saludo!

  • Johnny
    Publicado a las 01:03h, 04 febrero Responder

    Justamente estoy teniendo un episodio de insomnio en el momento en el que estaba leyendo esto XD. Debería haberme leído éste post antes, Jajajaj

    • Almudena Trinidad
      Publicado a las 11:01h, 07 febrero Responder

      Pues nada, ya sabes, tienes varias posibilidades para corregir la situación. 🙂

  • Marco A.
    Publicado a las 17:56h, 15 febrero Responder

    En mi caso estoy intentando llevar a cabo algunas de las propuestas y realmente estoy impresionado principalmente con los efectos de salir a la calle nada más despertar. Por un lado aguanto mucho más tiempo concentrado y más activo durante todo el día; por otro incluso aumenta la autoestima! La verdad ha resultado un gran descubrimiento para mi y espero hacerme al hábito pronto y mantenerlo.
    Un saludo 🙂

    • Almudena Trinidad
      Publicado a las 18:22h, 15 febrero Responder

      Me alegro un montón! Yo empecé a hacerlo entre abril y mayo del año pasado y me pasó lo mismo, me subió la autoestima. A menudo llegaba al trabajo despierta pero lenta, y con dificultades para tomar decisiones. Ahora siempre hago algún tipo de ejercicio (caminar en la calle o gimnasia dentro de casa), y me energizo con mucha mayor rapidez.
      Muchas gracias por el comentario. Has descubierto que eres capaz de mejorar con pequeños cambios. ¿Sabes que significa esto? Que seguirás mejorando el resto de tu vida 🙂 Felicidades y disfruta de tu éxito.

  • Laura
    Publicado a las 21:01h, 02 octubre Responder

    Creo que este post tiene mucho tiempo, pero hoy le he dado un repaso al blog y he terminado aquí!
    Como bien dices, los genes importan, pero lo más importante, al final, es la fuerza de voluntad. Empecé hace 3 semanas 4º y creía que no iba a poder: levantarme a las 6:50 y estar todos los días en Majadahonda a las 8 de la mañana escuchando clases me parecía algo imposible para mí, y mucho menos ser “útil” durante toda la mañana. Pero, con la ilusión que tenía, me puse algunas pautas para no empezar ya el curso haciendo las cosas mal: ducharme por la noche antes de acostarme (he descubierto que me relaja muchísimo), a las 11 de la noche ir planteándome meterme en la cama, dejar el móvil por la noche en otra habitación, intentar “saltar” de la cama cuando sonara el despertador (a veces me ha pasado que cojo la costumbre de posponer la alarma y, al final, me parece un bucle con difícil salida).
    Tres semanas después (el domingo “cumplo” 21 días!) creo que lo he conseguido, eso sí, con ayuda de un té por la mañana o después de comer (me siento bastante identificada con lo del café).
    También probé un día a echarme una siesta, no muy larga, pero luego estuve toda la tarde atontada y me costó dormir más por la noche, así que me quité la idea de siestas de la cabeza. Y, a no ser que hayas dormido muy mal por algo en especial, creo que se puede vivir sin ellas. Sobre todo si llegas a casa a las 3 y media y te tienes que hacer la comida y fregar, y cuando te quieres dar cuenta son las 4 y media y estas todavía buscando los apuntes que te vas a estudiar. (¿Soy la única que piensa que siempre parece que nos faltan horas en un día?)
    Al final, me he dado cuenta de que lo importante es organizarse y, sobre todo, tener voluntad de cumplir con lo que te propones, tener algún tipo de motivación. Porque de nada sirve proponerte todas estas cosas si luego no te van a importar tanto como para hacer el esfuerzo de cumplirlas (como con todo, supongo).
    Como dato (que no sé si te servirá de algo o no, pero bueno): lo que más he notado ha sido apartarme el móvil de la cama, me acuesto con la sensación de desconexión total, de que esas horas son para descansar y solo para eso, y sin estar pendiente de nada más. Y, también, crearme una rutina posible que no me suponga estar pensando a qué hora me levanto, me acuesto o me pongo a estudiar, etc. Cada uno tendrá la suya y al final lo importante es encontrarla.
    Por cierto, para los días que duerma algo peor y me levante un poco más “atontada”, ¿qué me recomendarías? Es que cuando salgo a la calle por las mañanas la verdad es que el frío me activa un poco (a las 7 y 20 de la mañana ni en septiembre hace calorcito), pero ni siquiera es de día y lo del sol no me sirve para esas horas… Tampoco lo de salir a hacer ejercicio porque no creo que pudiera levantarme antes y porque me ducho por las noches!
    Perdón por la parrafada 🙂 igual a alguien le sirve y, si no, ya tienes la experiencia de otra estudiante de Medicina!
    Muchas gracias por todos tus consejos!

    • Almudena Trinidad
      Publicado a las 10:40h, 03 octubre Responder

      Hola, Laura! Gracias por comentar. El post tiene un tiempo ya, pero es atemporal.

      Creo que estás haciendo muchas cosas bien, a saber:
      1-Establecer rutinas: la forma de conseguir hacer algo sin tener que tirar indefinidamente de la fuerza de voluntad es convertirlo en una rutina, para que el coste energético sea menor. Hace años alguien dijo que 21 días era el plazo suficiente para establecer hábitos, pero estudio un de 2009 determinó que pueden necesitarse entre 18 y 254 días (*). Lo importante de todas formas es la certeza de que puede hacerse, así que no bajes la guardia.
      2-Eliminar el móvil por la noche: las pantallas retroiluminadas retrasan y reducen la secreción de melatonina. Es lo más útil de todo lo que has hecho.
      3-Probar y decidir qué te va bien a ti: la siesta te va mal, por lo que la has suprimido. La ducha nocturna te va bien, luego sigue haciéndola (ahí coincido contigo, no hay cosa más deliciosa que irse a la cama limpia y reconfortada por el agua caliente).

      Te sugiero varias cosas para mejorar:
      1-Las mañanas que salgas más atontada porque has dormido peor, detente en el portal antes de salir y da unos saltos suaves, mirando hacia arriba, durante no más de 1 minuto. Eso te activa fisiológicamente y te sube el ánimo. Si vas a coger metro o autobús puedes ir corriendo suavemente, sin sudar, pero activándote más que si caminas. Otra opción a lo largo de la mañana es llevar un poco de té en una botella, aunque sea frío y aguado, para ir bebiendo poco a poco en clase. Cuando se es muy sensible a la cafeína esto puede ayudar.
      2-Cuando te pongas a hacer comida, aunque sea al llegar de las clases, cocina doble ración (tardas lo mismo) para congelar una de ellas y tomarla 2-3 días después. Así ganas tiempo esos días.
      3-Si algún día estás muy cansada y necesitas siesta, prueba a hacer una de 15-20 minutos máximo. El atontamiento tras una siesta procede de entrar en fases profundas del sueño. Si no duermes más de 20 minutos podrás notar el descanso aun quedándote en la fase más inicial y superficial. Si te cuesta levantarte, prueba a dar la cabezada tumbada en una manta en el suelo: el cuerpo descansa, pero no está tan cómodo como para tener la tentación de quedarte así demasiado tiempo.

      Gracias por leer y comentar, esto aporta mucho valor al blog 🙂

      *Lally, P., van Jaarsveld, C. H. M., Potts, H. W. W. and Wardle, J. (2010), How are habits formed: Modelling habit formation in the real world. Eur. J. Soc. Psychol., 40: 998–1009. doi: 10.1002/ejsp.674

  • Laura
    Publicado a las 23:21h, 11 junio Responder

    Como encontrar el equilibrio entre el fin de semana y el horario laboral? 😀
    Si el finde haces horario personal, el lunes suele ser mortal para los que somos nocturnos.

    • Almudena Trinidad
      Publicado a las 09:03h, 12 junio Responder

      Depende de lo que te puedas permitir el lunes. Si tienes que estar temprano en el hospital o la facultad, puedes probar a dormir pocas horas y programarte una buena siesta después de tus obligaciones. Y comparar esto a mantener un cierto horario adelantado en fin de semana, para lo cual puedes usar el truco de pasar tiempo al sol (para adelantar tu horario natural de sueño), y ayudarte a despertar con café o té.
      Realmente sólo podrás disfrutar de tu reloj interno al máximo cuando estudies para el MIR, porque ahí dispondrás de varios meses libres. Asegúrate de elegir horario de tarde en tu academia MIR, claro…
      Tengo un familiar que tenía un horario extremo de estudiante. Su sueño aparecía hacia las 5 ó 6 a.m. y necesitaba dormir 9 ó 10 horas. Sus soluciones para adecuarse al horario de la Facultad no eran nada fáciles, por desgracia. En el último curso sufrió una gastritis aguda causada por las bebidas energéticas y la coca-cola. En un caso así yo recomendaría una solución menos dañina para el cuerpo: adelantar 1-2 horas el despertar natural y pasar jornadas largas estudiando en una mesa al aire libre, en cualquier parque de tu ciudad. Luz solar a tope, y cero cafeína 6 horas antes de tu hora programada de acostarte.
      ¿Cómo lo ves?

      • Laura
        Publicado a las 16:14h, 13 junio Responder

        Ostras! no había pensado en lo del turno de tarde de la academia! 😀
        Pensaba en lo de siempre, por la mañana para luego ir a casa comer, descanso y ponerme a estudiar.. Siempre he pensado que si me obligo a madrugar parece que aprovecho el día, pero el problema termina siendo que acabas durmiendo muy pocos unos días hasta que no puedes más.
        Creo que la mejor opción es aprovechar julio para intentar adelantar el reloj (cosa difícil porque anochece tarde), y así adoptar un nuevo horario..

        Ya os diré como me ha ido! mientras tanto, no haremos experimentos en época de exámenes.

  • Noelia
    Publicado a las 11:52h, 25 mayo Responder

    No soy estudiante de medicina, pero estoy trabajando y haciendo un máster y esto me ha venido genial! Yo también estoy mucho más activa mentalmente por la noche y me muero por la mañana en el trabajo, necesito un par de horas para terminar de despertarme. Voy a probar tus consejos para espabilarme por las mañanas =)

    • Almudena Trinidad
      Publicado a las 12:17h, 25 mayo Responder

      ¡Gracias por escribir! Todos los consejos de este blog pueden aplicarse a cualquier carrera o master, así que espero que te sirva de mucha ayuda.

      A mí me viene especialmente bien eliminar exposición a luz artificial por la noche y un buen vaso de té por las mañanas. ¡Mucho ánimo!

  • Joseph Encalada
    Publicado a las 01:48h, 29 noviembre Responder

    Hola, siento que llegúe al lugar que encontraba, por favor necesito recomendaciones. Voy en el 3er semestre de medicina, traté con dormir 8horas pero con eso pierdo mucho tiempo de estudio, e igual me da sueño por las tarde, estoy tratando de estudiar 3 horas seguidas con descansos de 15minutos por cada hora, tambien tengo un horario en donde trato de seguir y se me hace imposible, la hora que me levanto, la hora queme acuesto, mis clases, mis horas de estudio, ejercicos, comer mas de 4 veces porque soy delgado y tiendo adelgazar mas, Misp reguntas son cuantas horas me recomiendas dormir tengo 25 años y tengo mucha voluntad y energia de cumplir con algun horario que facilite todo me refiero a dormir y levantarme bien, no tener somnoliencia en las clases y cuando estudio y el de mi comida. Muchas gracias

    • Almudena Trinidad
      Publicado a las 10:07h, 29 noviembre Responder

      Hola, Joseph,
      Cuando leí el libro Internal Time de un investigador del sueño de Alemania, me quedaron muchas ideas claras, pero esta es la principal: rendirás a tu 100% cuando respetes tus necesidades de sueño. Esto es un gran tabú en nuestra sociedad…parece que dormir lo que uno necesite, o acostarse “tarde” y levantarse “tarde” está muy mal visto. Pero aquí manda la fisiología y la genética; no es negociable ni se adapta a presiones sociales. Es más, en la adolescencia y primera juventud es habitual que los horarios de sueño se retrasen. Tú estás ahora en esa situación.

      Tus necesidades de sueño vienen impuestas por tu genética. Con disciplina, puedes sobrevivir durmiendo menos horas de las que necesites, pero no estarás al 100%. Respetar este principio es fundamental, máxime cuando está demostrado que durante el sueño se consolidan las conexiones neuronales que permiten el aprendizaje a medio y largo plazo.

      Mi consejo es que sigas estos pasos:
      1-Descubre cuál es tu horario ideal de sueño: cuando estás de vacaciones, ¿a qué hora sueles sentir sueño, y a qué hora te levantas más fácilmente? Esto también determinará la duración ideal de tu sueño (sean 7, 8 horas o las que sean)
      2-Adapta tus horarios de estudio a tu horario natural de sueño hasta donde puedas. Si necesitas acostarte antes debido a los horarios de tu Facultad, pasa más tiempo expuesto a luz solar con el fin de adelantar tu momento fisiológico de sentir sueño y desear acostarte
      3-Si tras el trabajo de la mañana (clases, prácticas, etc) sientes sueño tras la comida y al empezar a estudiar en el bloque de tarde, haz una “power nap”, una siesta corta de 25 minutos máximo. Cuando despiertes sentirás cierta lentitud cognitiva, pero puedes usar tareas de repaso de flashcards, por ejemplo, para activarte hasta que te sientas plenamente despejado y puedas entonces acometer tareas de estudio más complejas (como, por ejemplo, trabajar sobre un tema nuevo de cualquier asignatura)
      4-Haz pruebas con tus horarios de sueño, sé flexible, y adopta finalmente el horario que te permita sentirte más despejado la mayor parte del tiempo

      Por último, descansar 15 minutos cada 3 horas me parece escaso. Prueba a hacer descansos de 5 minutos cada 30 minutos o máximo 50 minutos de estudio. Verás que recargas baterías mejor y los siguientes minutos de estudio son más productivos (es la filosofía del Pomodoro)

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